Hace algunos años llegué a vivir a Ecuador. Aquí, una organización ambientalista, Acción Ecológica, me pidió realizar una ilustración sobre el petróleo en la amazonía. Sería mi primera imagen de esta región. Acababa de conocer Sucumbios (Amazonas), donde estuvo operando, en la década de los 70, la norteamericana Texaco, hoy Chevron. En 28 años, esta petrolera extrajo más de 1,5 millones de barriles de crudo y dejó devastado el territorio. Su población quedó gravemente afectada, empobrecida y enferma.
Me invitaron a ir a la Amazonía a una gira con gente de varios países. Antes de ese viaje tenía una imagen idílica sobre la Amazonía. Esperaba encontrar una vegetación verde y frondosa, flores y mariposas de todos los colores. Un lugar en donde los seres vivos se encontraban en perfecta armonía. Por el contrario, lo que hallé fue un panorama aterrador: piscinas tóxicas, ríos contaminados, chimeneas que emiten gases contaminante, tubos por las cuales se desangraba lentamente la selva y gente completamente entristecida. Sentía que le habían arrancado gran parte de sí mismos. Fue una sensación realmente desalentadora. Sufrí al ver como acaban con este mundo, me sentí desesperanzada, no veía futuro viable. Sufrí de ver que la selva fallecía, se desvanecía.
Durante ese recorrido me hablaron del Yasuní, ese paraíso que aún guardaba las maravillas de la amazonía que yo soñaba. Me encontré con gente, que luchaba por defender, ese otro mundo. Gente que creía que le podíamos apostar a “otro mundo posible”. Gente que propone que es necesario dejar el petróleo en el subsuelo, porque son más importante el agua y la vida.
Me vinculé entonces a la campaña Amazonía por la Vida, y junto a jóvenes de diferentes partes de Ecuador realizamos diversas actividades para informar a las personas sobre el Parque Nacional Yasuní. Impulsamos la iniciativa de “dejar el petróleo en el subsuelo” como propuesta político-ambiental en defensa de la naturaleza. Hicimos festivales, carnavales, foros, recorridos, navegaciones. Nos apoderamos de la calle como territorio de lucha dentro de las ciudades y a través de la pintura, la música, el teatro, la danza, llegamos a los corazones de muchos niños, niñas y jóvenes.
Vi entonces la urgencia de mostrar al mundo esa maravilla que es el Yasuní. Durante la Campaña, tuve la fortuna de visitar el Yasuní en varias ocasiones. Me interese en compartir esta experiencia con otras personas. He querido que sepan que existe una Amazonía frondosa y poderosa, que guarda maravillas y seres únicos. Fue así como empezó mi aventura en la gráfica por la defensa del territorio.
En aquellas primeras ilustraciones, quería mostrar esa lucha entre dos mundos existentes en nuestro planeta. El mundo del extractivismo, el de la destrucción y la muerte, y el mundo de la diversidad, la naturaleza y la vida (Serie 1). Pero luego entendí que darle un espacio al mundo del extractivismo no era solo innecesario sino en algunos casos era hasta contraproducente. ¿Porque debemos brindarle espacio a esas temáticas que dominan nuestras vidas?¿Porque visibilizar a los ya siempre visibilizados? ¿Porque no mostrar la diversidad no solo ambiental sino social, que acompaña la lucha por la defensa del territorio?
Serie 1 Selva vs Petróleo 2009 Angie Vanessita |
Me di cuenta que era posible hablar del petróleo sin siquiera mostrarlo, o por lo menos, no como siempre se le representa. Y entre las cosas que iba indagando me encontré con las reflexiones profundas y bellas que realizan los pueblos amazónicos sobre el petróleo. La sangre de este ser viviente que es la tierra, dicen los U’was en Colombia. Los pueblos amazónicos asocian esa sustancia viscosa negra con los seres del inframundo, entes que deben permanecer en las profundidades de subsuelo. Para ellos, sacarlo a la superficie traerá mal augurio e implicará un desastre para los territorios, como en efecto sucede.
Es allí donde empiezo a retratar al petróleo no como algo malo, sino un ente que debe permanecer ahí debajo, guardado, custodiando el planeta. El petróleo no es el problema, sino la industria petrolera, las compañías que lo extraen. Entonces, empiezo a retratarlo como un ser vivo y dinámico que tiene ese rol de mantener el equilibrio del planeta. Y este ser vivo que es el petróleo, desde la perspectiva indígena, empieza a tomar diferentes formas. Esta propuesta gráfica es adoptada por muchas personas. y crea otro lenguaje. Es entonces cuando el discurso de “dejar el petróleo en el subsuelo” también se apodera de la gráfica y los imaginarios colectivos. Ahí comprendo lo poderoso que tiene el trabajo de la imagen, y entiendo la importancia de que la gráfica acompañe los procesos de resistencia. (Ilustración 2)
Ilustración 2 Serie Subsuelo, Durbán, Latinoamérica, Asia, 2011 Angie Vanessita |
Cada ilustración que realizo es un proceso colectivo, en el que aportan las personas que me piden una imagen. Todas y todos aportan en cada detalle de la ilustración. Al momento de hacer una selva, una montaña, un páramo, un manglar, me dicen si quieren cierto tipo de árboles de la zona, plantas que allí crecen, animales que habitan en esos territorios. Me piden que incluya a los niños y las niñas, o a las señoras, o a los ancianos, a los pescadores, a los indígenas. Me comentan cuando desean que las mujeres sean las protagonistas, porque buscan romper la invisibilización histórica a la que hemos estado sometidas. Algunas veces me piden que las retrate, con sus bellos rostros de trabajo, con sus pieles tostadas por el sol. Y cada uno de estos detalles nutre a la imagen y la hace así como es la lucha, diversa y poderosa. Y al ser imágenes tan nutridas de historias, esas imágenes llegan a muchos corazones, y más personas se identifican con ellas.
Así van naciendo estas ilustraciones. Hasta hace poco no me percataba de su poder. No comprendía que con el simple hecho de subirlas a mi blog, aquellas ilustraciones empezarían a tener vida propia, y empezarían a hablar por sí mismas, a viajar por el mundo. Poco a poco, personas de diferentes partes del planeta empezaron a adoptarlas y utilizarlas como bandera de sus luchas. Esas personas o comunidades se identificaban con mis ilustraciones. Y es que así son nuestros procesos de resistencia, la mina que desplaza acá en Ecuador, también lo hace en Chile, y en Guatemala, y son también los campesinos e indígenas quienes lo sufren, y son ellos mismos quienes defienden con fuerza sus territorios ancestrales. Y eso mismo es lo que ilustro, y por eso es tan fácil para la gente identificarse con estas imágenes, es en ellas donde ven reflejados sus territorios.
Gente de muchas partes de esta América Latina inmensa, me empezó a contar que en sus países se utilizaban mis imágenes, muchas (la mayoría) inclusive sin citar mi autoría. También me las encontré en las calles de Bogotá, en las montañas del Cauca, en los muros de Quito, o de Lima, o de México. Incluso me han llegado fotografías de ilustraciones mías en las paredes de ciudades africanas. Mi imágenes empezaron a cruzar fronteras y llegar a rincones que jamás imaginaría. Entonces alguna vez me preguntaron, pero ¿y eso no te molesta? ¿No deberías restringir su uso? He dicho no, las imágenes son libres, están para que las usen con libertad quienes luchan por el territorio. Para ellas y ellos son libres, son gratuitas. Les he dicho a mis hermanos y hermanas de lucha, esas ilustraciones no son mías, son de sus luchas, de nuestras luchas comunes! Por supuesto hay quienes pueden y deben reconocer económicamente por mi trabajo, sino también de qué viviría. (Ilustración 3)
ILUSTRACIÓN 3 Arbol de la Resistencia 2009 Angie Vanessita |
Pero, hay que romper con la propiedad y el deseo de monopolizar las imágenes. De qué sirve ilustraciones hermosas, si estas no se utilizan para lo que nacieron? No es mejor que personas que se identifican con ellas la puedan utilizar? Por qué no nos hermanarnos a través de la imagen?.
Cada vez me reafirmo en el poder que tiene la gráfica, así he comenzado a reflexionar sobre este poder simbólico y cultural. Me reafirmo aún más, cuando observo este mundo consumista, no solo de productos físicos, sino en un mundo que consume imagen. Vivimos en un bombardeo constante de imágenes que nos ponen en cada rincón de nuestras vidas, propagandas, carteles, gigantografías. Imágenes de la televisión, del cine, en los celulares, en las redes sociales. Todo espacio está lleno, copado, hipersaturado. Hay tanta imagen que ya se nos olvidó observar, tanto que ya ni siquiera nos vemos a los ojos. Hemos dejado de contemplar las hermosuras que nos ofrece este planeta. Porque hemos llegado al punto, de que este inmenso mundo frente a nosotros, nos basta con una sola mirada.
Mis ilustraciones no solo comparten una realidad diferente, y otros mundos posibles, sino que son hechas para ser contempladas. En cada mirada es posible encontrar algo nuevo, para ser releídas y reinterpretadas. Y porque no crear imágenes que te permitan muchas miradas? Que cada vez que le vuelvas a ver encuentres algo nuevo? Y me respondo, no son así nuestras selvas, nuestros bosques, nuestros páramos? Pero, como dije, hemos perdido nuestra capacidad de asombro. Este sistema nos está diciendo que es bonito y que no, sin siquiera esforzarnos en definirlo nosotros mismos. Si hay algo maravilloso de nuestros procesos de resistencia es que nos volvemos a ver a las caras, nos miramos a los ojos y compartimos a profundidad lo que defendemos. Y es eso lo que busco con las ilustraciones, que tengan gran parte de si, que cuenten historias, que las personas se asombren y cada vez que las vean encuentren más detalles que les identifiquen con ellas. Porque cada elemento allí puesto es una historia más para compartir, y es una historia que cambiará de lugar en lugar. La serpiente no significa lo mismo en los pueblos amazónicos que en los de la sierra. Los jaguares tienen diferentes representaciones en cada país. Pero las luchas son una sola, nos une, nos hermana.
(Ilustración 4)
Ilustración 4 Arbol intag 2015 Angie Vanessita |
Esta perspectiva que tengo sobre el papel del arte en la resistencia es compartido por muchos otros artistas en el mundo, son artistas que trabajamos del lado de la gente, que somos parte de las luchas. Sabemos que estas luchas son también culturales, que son luchas por defender otros mundos diversos, ricos, coloridos, hermosos. Tenemos que volvernos a reconciliar con este plantea, volver a maravillarnos con él, agradecer por su generosidad. Es desde esa perspectiva que trabajo y seguiré aportando mi granito de arena, para que nuestros hijos e hijas tenga futuro.
Vanessita, defiendes al mundo de una manera impresionante, haces sentir que el maltrato al extraer el Petroleo lo sintamos, e igualmente rechacemos estos ataques, pues nos duele en carne propia, la enfermedad que ahora padece la tierra con los cambios climáticos, estoy muy orgulloso de tu forma de lucha, te amo hija mía
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